domingo, 12 de junio de 2011

Crecimiento mundial


Desde ese momento, la energía nuclear fue el centro de interés de la mayoría. En 1956 se puso en marcha la central de  Calderhall en Cumbria, en el noroeste de Inglaterra. Ésta producía plutonio para bombas, siendo la primera planta nuclear a gran escala generadora de electricidad comercial.

Esta situación cobró tanto interés que ha fines de 1990 ya habían 420 reactores nucleares comerciales en 25 países que producían un 17% de la electricidad mundial, siendo en algunas naciones el principal centro de producción de energía. Por ejemplo, en Francia se obtenía un 73% de la electricidad del átomo; en Bélgica un 59%; En Hungría, Suecia y en Corea del Sur un 50% aproximadamente.

De esta forma, la expansión de este nuevo descubrimiento se hizo inminente y disfrutó casi de un apoyo unánime, pero en los años 70` empezaron a aparecer los primeros opositores, generalmente ecologistas provocando que a finales de los 80` contaran con el acuerdo de la mayoría de los países occidentales.

Esta situación se agudizó cada vez más, poniendo en juego la continuidad de estas plantas. La Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) había recortado sus estimaciones futuras a una novena parte, puesto que se estimó que para el año 2000 habría 4,45 millones de megawatios de capacidad nucleares todo el mundo.

Así, todos los programas nucleares nacionales estaban estancándose incluso fuera de los EE.UU. Desde 1975 sólo se había encargado una central en la antigua Alemania occidental.

Suecia era la generadora, en proporciones, más elevada del mundo, puesto que la mitad de su electricidad era a partir del átomo, decidió en 1980 suprimir de apoco la energía nuclear. En 1984 Japón también redujo en un tercio su programa  y en 1985 Dinamarca decidió no construir nunca más una planta reactora.

En 1986 se produjo el accidente nuclear más grande en la historia, registrado en la ciudad de Chernobyl que se considerada una de las mejores gestionadas de la URSS, causando grandes daños.

Tras este accidente  el gran sueño nuclear se vió totalmente destruído.
La opinión pública se opuso rotundamente a la construcción de nuevas centrales nucleares, por ejemplo en Francia se produjo un hecho inesperado: luego de lo de Chernobyl  se elevó a un 59% la cifra de los opositores a las centrales, cuando antes casi no existían detractores. En Austria se anunció que se desmantelaría su única central que nunca había funcionado (1978). Filipinas desmontó su único reactor e Italia, España y Yugoslavia detuvieron toda su futura expansión.

Uno de los mayores pronucleares del mundo, el Reino Unido canceló todos sus planes de instalación de nuevas centrales durante al menos cinco años. La expansión nuclear de Francia, que sólo había abierto una en 1987, atrajo deudas multimillonarias.

Luego de este accidente, comenzó a cambiar la tendencia de que la antigua URSS y Europa del Este estuvieran comprometidas por esta causa.En 1992 la AIEA clasifico a cuatro centrales de Rusia y este de Europa como muy peligrosas por lo que se cerró inmediatamente a la de Kozloduy de Bulgaria.

Durante los años 90`, la energía nuclear se fue en declive puesto que las viejas centrales se cerraron y no fueron reemplazadas pero ahora entra en discusión que hacer con todos los materiales radiactivos que quedaron abandonados en las centrales.
En solo una generación hemos sido testigos del ascenso y del descenso de la energía nuclear.

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